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Mostrando entradas de noviembre, 2014

La Llama Eterna: Relato VII -¡Qué morro!-

Fuente: RNE Transcripción literal de Sinfonía de la Mañana (Martín Llade)     No todos los días un músico tenía el honor de ser agasajado por la mismísima reina de Inglaterra, ni tampoco todos los días una reina tenía ante sí al gran Félix Mendelssohn, héroe musical en aquel país que se encontraba apurando sus últimos momentos en suelo inglés, antes de embarcarse para el Continente. La última reunión entre Victoria, el Príncipe Alberto y el músico, tuvo lugar en el Palacio de Buckingham, dónde ella quiso interpretar alguna canción inédita que él hubiese escrito recientemente. El músico se disculpó porque todas sus partituras estaban ya embaladas de camino al barco. - No importa –repuso ella–, tengo aquí el álbum vuestro de canciones que más me gusta, el Opus 8. Interpretaré algo de él. ¿Qué os parece ésta, que es mi favorita? ¿Necesitáis la partitura? Era “Zenner, und Zenner”, la tercera de las canciones sobre un poema de Grillparzer. Empalideció ligeramente cuando leyó el

La Llama Eterna: Relato VI -Nuestra pasión fluyendo por las venas de otros-

  Fuente: RNE Sinfonía de la Mañana (Martin Llade)   Como caída del cielo, con alas de tafetán negro, había surgido ella en el momento en el que él más la necesitase. - Escriba Usted sus maravillosas obras, y no se preocupe por el resto, que eso será cosa mía –le escribió. A partir de ese momento, su posición quedó asegurada. Cada año podía dedicarse a componer la música que le dictaba el corazón, sin cortapisa alguna, y todo gracias a ella. Sólo le impuso una condición: “bajo ningún concepto, debían verse jamás”. Aunque lo encontró extraño, aceptó, si bien no hubiera tenido nada que temer de él; y así, al no mediar la mirada del día entre ambos, pudieron desnudarse mutuamente a través de sus cartas. Y ella le habló de los terribles estragos de su matrimonio, y de su resistencia a volver a someterse a hombre alguno. Él también le habló entonces de lo desgraciado que fuera tras su boda, de su intento de suicidio, y de cómo su madre, que tan pronto se marchase, le cantaba

La Llama Eterna: Relato V -La partitura-

     Fuente: RNE Sinfonía de la Mañana (Martin Llade)     El maestro sacó un cigarro de su petaca y lo encendió con parsimonia, el muchacho lo contempló expectante; acaso aguardando a que le invitara a uno, pero no fue el caso. Consciente de ello, el hombre le ofreció un caramelo de un estuche de nácar que guardaba en sus bolsillos. El niño no lo quiso. - Verás, amiguito –comenzó el hombre–, cuando yo tenía tu edad, más o menos, los Mombeli representaron Las Bodas de Fígaro de Marcos Portugal, en Bolonia. Yo estaba enamorado de una muchachita de catorce años, que estaba como loca con aquella obra, y deseaba con toda su alma poseer la partitura del Aria de la Condesa, del segundo acto. La obra no había sido impresa en Italia, pero me enteré de dónde tenía el copista su taller, y allí me presenté. Esperaba que mi candidez de adolescente le persuadiera de darme una copia de la dichosa Aria. El tipo me echó con “cajas destempladas” diciendo que tenía mucho trabajo. He de decir que

La Llama Eterna: Relato IV -El daguerrotipo-

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   Cuando llegó el retratista al hogar de los Keller, su invitada se revolvió. ¿Por qué querían que ella saliera también en el daguerrotipo? -- No lo entiendo, Max –dijo la anciana a su anfitrión–. Es una cosa familiar. ¿Porqué tengo que aparecer yo también ahí? Max Keller explicó a su vieja amiga que sería un bonito recuerdo de aquel día estival de 1840; por eso tenían que salir todos los que estaban presentes en la casa aquella tarde; esto es: es propio Keller, su mujer, sus dos hijas, su cuñado, y hasta la cocinera; y por supuesto ella, Constance von Nissen, de 78 años; de soltera, Constance Weber, y durante su primer matrimonio, Constance Mozart. -- A mí, esto de la fotografía me parece un poco cosa de brujas –dijo ella–. Te sacan con cara de muerto. Un cura me dijo que hay algo de demoníaco en esto, como si te robaran un pedazo del alma. -- ¡Qué va! –repuso él–, es algo precioso, una especie de victoria sobre la muerte; porque, cuando pasa el tiempo, siempre que

La Llama Eterna: Relato III -La última rosa del verano-

    Fuente: RNE Sinfonía de la Mañana (Martin Llade)     Nunca hubiera podido sospechar la soprano Therese Tietjens, que su mayor triunfo en escena lo tendría en Dublin, cantando una canción que no era habitual en su repertorio. Acababa de interpretar, de forma absolutamente magistral, el aria “Océano, tú poderoso monstruo” de Oberon de Weber, cuando el público irlandés alcanzó el deliro. Fueron tantos los bravos, los taconeos, y las palmas enrojecidas, que decidió obsequiarles; hizo parar a la orquesta, y anunció que iba a cantar la hermosa melodía irlandesa: “La última rosa del verano”. ¾   No tenemos esa partitura para orquesta –se encogió de hombros el Director Bettini. Alguien propuso traer un piano, y, dicho y hecho, pronto se vio a Bettini empujándolo por el pasillo del patio de butacas, asistido por dos tramoyistas. ¾   Vosotros –señaló la Soprano a varios de los figurantes de Oberon, que ahora contemplaban el espectáculo, fumando y bebiendo whisky de sus petacas

La Llama Eterna: Relato II -El peso de la infancia-

    Fuente: RNE Sinfonía de la Mañana (Martin Llade)    María sostuvo el pedazo de carne entre las manos, sentía latir el pasado con rabia en las yemas de los dedos. Ya desde niña, su hermana Jacky había sido la predilecta, la estilizada, la que arrancaba piropos al pasar por la calle de Manhattan en la que vivían, aquella a la que todo el mundo preveía un futuro de estrella de cine o del teatro; ella, en cambio, era la “gorda”, la fea a la que nadie quería. --¡Eh! ¡Vaca estúpida! –le decía su madre desde la ventana–. Te has olvidado de traer el pan. ó: --¡Eres un montón de grasa con ojos! ¿Quién te va a querer a ti? Y no, no pongas cara de llorar. Si hay algo más penoso que una foca tonta, es una foca llorona. Y, sin embargo, había sido ella la que insistiera en engordarla. Pues, ¿no le habían dicho que era la robustez la que fortalecía la voz, que sólo los cantantes obesos eran los que triunfaban? Ahí tenían el ejemplo de Caruso, o, Emmy Destinn, y ¿no era cierto que

La Llama Eterna: Relato I -Libertad vs Lealtad-

    Fuente: RNE Sinfonía de la Mañana (Martin Llade)     El milanés Ronconi, tenía especial predilección por la ópera de Bellini, no en vano se había dado a conocer de forma triunfal en Pavia como el “baldeburgo de la estraniera”. A partir de ese momento se convirtió en el barítono más cotizado de toda Italia, y era lógico que hubiera expectación por parte del público, por verle actuar en Génova; aunque más expectación tenía la policía de la ciudad, que le citó en comisaría pocas horas antes de la primera de las funciones, en el teatro Carlo Felichi. --Ante todo, hay que evitar todo tipo de provocación –fue lo primero que le dijo el Comisario, que le invitó a compartir un vaso de vino con él, y añadió--: los genoveses van a la ópera a divertirse, y no a buscar problemas. --¿Qué problemas puede ocasionar I Puritani? –le preguntó Ronconi, y añadió--: es una historia de amor, ambientada hace dos siglos en Escocia. --Y escrita por el subversivo Walter Scott –repuso el comisa